Descanso

El pasado 15 de julio me pusieron la siguiente toma de Rituximab, siempre es duro los siguientes días (estómago, fatiga, malestar y dolor de cabeza). Básicamente es una quimio light y de un plumazo, que desgasta al más fuerte.

Se sumó el no descansar por las noches, otra ola de calor en Canarias, la menstruación y para rematarme la analítica completa con recuento linfocitario… lo que conseguí remontar del tratamiento terminó pulverizado tras la analítica donde terminé sin fuerzas y tardé casi una semana en mejorar. Básicamente me he sentido dando dos pasos adelante y retrocediendo diez en cada intento. Sí, es desmoralizador.

Aproveché unos días en una finca rural, al fresquito, con la familia al completo que me han ayudado a recargar las pilas y aunque no las he llenado ni al 80% disculpa mundo, pero aquí vuelvo: cojeando, cansada, en casa de nuevo y como no: con pronóstico de iniciar otra alerta por altas temperaturas desde hoy, pero vuelvo con más ideas y una sonrisa por bandera.

¿Qué tal las vacaciones? ¿Y el calor? ¡Bye!

Odio el exceso de calor

En cualquiera de sus tipos: por la ropa, en una estancia, por la gente aglomerada y sobre todo por el clima.

Cada año que pasa se me vuelve más difícil tolerar los días de calor, y los peores los primeros que aquí en Canarias se suceden de ayer 21º a esta tarde 32°.

Sé que existen las playas (aunque ahora con el estado de emergencia es un chiste), los ventiladores, los nebulizadores, el aire acondicionado (que como todos los años decimos: este año lo ponemos sí o sí)… pero es mucho más, es hervir por dentro, sentir fuego en los pies o en las manos y que la columna parezca lava. Y hasta que pasen unos días no me estabilizaré. Mientras siento este infierno y con un dolor de cabeza atroz.

Desde hace tres años y el paso por la Tecfidera, un medicamento anterior, estas sensaciones fueron in crescendo, algo que nunca viví. Cierto que del año pasado como positivo me quedo con el inicio de Rituximab (mi medicamento actual) que he mejorado mi tolerancia al calor, pero sigue siendo duro sobre todo los cambios bruscos.

Me remata que me aconsejen pasear, como si yugo (la columna incendiaria) pudiera desacoplarla, sé que con la mejor de las intenciones, pero en momentos como estos con todo hinchado (manos y pies), estoy agotada, desgasta por poco que haga. Sólo necesito un poco de espacio de margen y me reiniciaré. Pero hoy no.

He leído y conocido a otros afectados que es justo al revés: no toleran el frío. Y yo que cuando consigo ahorrar me lanzo en pleno Agosto a un país nórdico 😂

Somos mil caras de una misma compañera aunque no nos guste: la esclerosis múltiple.

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